“Creemos firmemente, luego de analizadas minuciosamente todas las constancias de la causa que han sido recolectadas con suma responsabilidad y cuidado, tratada por profesionales que merecen la máxima confianza y reconocimiento por parte de este Ministerio Público, que Juan Heraldo Viroche se quitó la vida sin ningún tipo de intervención de terceros, ya sea en la ejecución como en la decisión de hacerlo”. Esa es una de las argumentaciones más sólidas que realizó el fiscal Diego López Ávila para pedir que la causa de la muerte del párroco de La Florida sea archivada. Para el investigador, después de haber trabajado la causa durante casi cuatro años, el sacerdote decidió quitarse la vida, por lo que no hubo un homicidio y tampoco alguien que lo haya inducido al suicidio.

El 5 de octubre de 2016, el cuerpo de Viroche fue encontrado colgado en el interior del templo de esa localidad. Su muerte generó conmoción en la provincia y el caso puso a la provincia en el centro de las miradas del país. Mientras el fiscal sospechaba que la vida sentimental del sacerdote podría haber influido en la trágica decisión que tomó, a nivel nacional, en cambio, se hablaba que había sido víctima de un homicidio perpetrado por un grupo mafioso que se dedicaba al tráfico de drogas y a la prostitución infantil que, supuestamente, había denunciado. Todas esas versiones se formaron en base de dichos de dichos, pero en sede judicial ninguno de los testigos mencionó esto.

Ante la complejidad del caso, por pedido de López Ávila, el Ministerio Público Fiscal aceptó que intervinieran los especialistas de Gendarmería Nacional y los peritos de renombre nacional e internacional. Luego de haber recibido los resultados de todo ese informe pidió que se archive la causa.


1- Cinco razones para solicitar el archivo

El fiscal, en un escrito de 25 páginas que fue firmado el 31 de agosto, se encargó de argumentar en cinco puntos por qué consideró que el sacerdote decidió quitarse la vida. Ellos son:

1- “No se ejerció violencia en la persona de la víctima, lo cual quedó determinado con las autopsias realizadas al cuerpo y con los distintos estudios a los que se sometió a este (por ejemplo toma de radiografías)”. Los estudios forenses realizados por la Policía y ratificado por los especialistas de Gendarmería, no sólo determinaron que la causa de la muerte del sacerdote había sido ahorcamiento producido por haberse colgado de una linga (elemento para remolcar vehículos), sino que además no encontraron evidencias de que haya sido agredido porque no presentaba lesiones de agresiones o defensivas.

2- “No se sometió a la víctima a dominación o control a través del suministro de fármacos u otras sustancias tóxicas, lo cual se corroboró a través de los distintos estudios toxicológicos realizados por profesionales a lo largo de la investigación”. Durante la instrucción de la causa se hicieron varios estudios para determinar si Viroche no había sido drogado por terceros para para modificar la escena y hacer creer que se trató de un suicidio.

3- “No se observaron signos de fricción o rozamiento en la linga de la cual pendía el cuerpo sin vida del párroco, ni otro tipo de alteración morfológica coincidente con un proceso de izamiento”. En este apartado se refiere a que no hubo intervención de terceros en el proceso suicida y que tampoco se encontraron evidencia que permitieran sospechar que el sacerdote haya sido levantado con la cuerda para fingir que haya decidido quitarse la vida.

“Al respecto también se pudo determinar a través del estudio detallado de las alpargatas que vestía la víctima y las manchas en la pared correspondientes a pisadas de estas, que existió un fenómeno físico de acción (pies) y reacción (pared) totalmente voluntario que generó un salto con movimiento parabólico”. En otras palabras, explica que todos los rastros hallados en el interior de la iglesia coinciden con el movimiento que generó el cuerpo del sacerdote cuando decidió colgarse.

4- “Se determinó la inexistencia de denuncias policiales o judiciales efectuadas por Viroche en contra de narcotraficantes a los cuales se aludió en diferentes pasajes de la investigación”. La fiscalía no encontró ni un indicio de que el sacerdote, más allá de las denuncias públicas que realizaba, haya pedido que se inicie alguna investigación.

5- “Se logró establecer que la mayoría de las intervenciones que intentaron degradar la imagen del párroco a través de la red social Facebook y por vía WhatsApp, entre otras, como así también algunos amedrentamientos y amenazas, provinieron de Silvia Lizárraga o de su entorno, habiéndose determinado que los números telefónicos e incluso el asociado a la cuenta de Facebook, compartían todos un mismo IMEI y que se relacionaban con el número que utilizaba la sospechada. Esto cobra sentido cuando observamos la cantidad incontable de mensajes y llamadas que recibía Viroche de parte de Lizárraga, lo cual denota una persecución y acoso de la misma hacia el párroco”.

López Ávila probó que el padre era perseguido por esa joven con la que estuvo relacionado sentimentalmente y que no aceptó nunca que Viroche haya tenido otra pareja con la que esperaba tener un hijo y por el que estaba decidido a abandonar el sacerdocio para formar una familia.


2- No se pudo probar la inducción al suicidio

López Avila sostuvo que el Código Penal habla de la inducción al suicidio como una producción directa con medios psicológicos de tomar la resolución de la propia muerte. “Significa determinar directamente a otro a suicidarse, induciéndolo o persuadiéndolo. La instigación requiere dolo, es decir una intención de crear o aumentar la voluntad de matarse en la persona del suicida. Es necesario para la configuración del delito de instigación una acción ejecutada por una persona direccionada específicamente a causar en la víctima el ánimo y la determinación suicida”, explicó el fiscal en el escrito.

Sobre el tema, agregó: “No basta con el destrato, el acoso o con cualquier otro tipo de conducta que busquen otros resultados, como ser, en el caso de Silvia Lizárraga, retomar la relación con Viroche o impedir que este mantuviera una relación amorosa con otra persona”.

“Si bien hemos aseverado que Lizárraga amenazaba a Viroche, lo acosaba con llamadas, le enviaba cientos de mensajes y se comunicaba con sus allegados en pos de desacreditarlo o contar sus intimidades, no se pudo observar en sus acciones un ánimo de determinar en el párroco la decisión de quitarse la vida”, indicó en el escrito, que quedó bajo el poder de la fiscala Adriana Giannoni, al frente de la fiscalía de Homicidios del régimen conclusional.

En las fundamentaciones que realizó López Ávila se aclaró: “lo mismo podemos aseverar respecto de las amenazas o presuntas amenazas provenientes de distintos sectores vinculados con drogas o prostitución. No fue posible verificar dicha información a pesar de los intentos efectuados por el Ministerio Público. No sólo nadie fue testigo de las mismas ni se pudieron corroborar por otros medios, si no que se determinó que incluso no existieron denuncias específicas en contra de persona o grupo alguno por este tema”.


3- Otro análisis de la vida privada del párroco

El fiscal, mediante numerosas averiguaciones, declaraciones testimoniales y, fundamentalmente una autopsia psicológica realizada por especialistas de Gendarmería, pudo establecer cómo era la vida del religioso el día que decidió quitarse la vida en el templo de La Florida

López Ávila también consignó otro dato que era conocido por su círculo más íntimo: “La situación que estaba viviendo ya había generado en él sentimientos de abandono y pesimismo, acentuándose un proceso de angustia y desesperación lo que se observa en su tendencia a las conductas autoagresivas (descuido de su salud, descuido de su vivienda, desorden en su vida personal amorosa y autorreproches)”.

“Todos los ítems analizados en la presente causa tienen un sentido si se tiene en cuenta la noticia de la pasada posibilidad de haber sido padre, las amenazas, la persecución de Silvia, el embarazo de su nueva pareja, su renuncia a la parroquia y tal vez al sacerdocio, habría dado lugar a una sensación de intensa frustración, desprotección interna e inestabilidad emocional que habrían significado una vivencia de presión insoportable”, concluyó López Ávila.


Para entender el caso

1-
El cuerpo del padre Viroche fue encontrado el 5 de octubre de 2016 colgado de una linga en la parroquia de La Florida.

2- Los habitantes dijeron que podría haber sido víctima de un crimen mafioso puesto que él había denunciado la venta de drogas y la trata de personas.

3- A lo largo de la pesquisa se confirmó que el sacerdote nunca había denunciado oficialmente a organizaciones criminales.

4- La Justicia sí encontró que el padre era amenazado, pero la autora era una mujer con la que Viroche se negó a reanudar una relación sentimental.

5- El fiscal sí identificó a una mujer con la que el párroco de La Florida esperaba tener un hijo y con la que quería formar una familia.

6- López Ávila no pudo encontrar evidencia suficiente para determinar que la mujer que acosó a Viroche lo haya inducido al suicidio.